Análisis sobre la evolución, el arte y la belleza.
"Voy peregrina, y lo demás ignoro.
Voy donde todo va,
Donde naturalmente
Va la hoja rosa
Y la hoja de laurel ..."
Giacomo Leopardi.
Habiendo analizado la filología romántica y aquella belleza recopilada en los poemas del conde Leopardi, procedió en mí, la interrogante: ¿Por qué el arte no ha evolucionado o se ha perfeccionado a lo largo de todos estos siglos? Inclusive parecería que aquella búsqueda de la hermosura, se hubiera desvanecido ostensiblemente de nuestro ser y de nuestros sentidos, dejando incapacitados en especial a los ojos, los cuales debieran ser el portal primario a este apasionante e inquietante mundo, al cual pertenecemos. No obstante, en esta ocasión había permanecido encandilada ante los narcisos de un pintor italiano, que destacaban inmóviles sobre la pared, y que daban la impresión de estar perfumados debido a que algunos de ellos, todavía se presentaban cerrados y condensaban aún más en su núcleo, la gama de sus rosas. Recordé y desarrollé entonces, una analogía entre la teoría de la evolución por selección natural, y la expresión creativa.
Intuí por ende que en términos biológicos, la gente estila desorganizar ambos conceptos: evolución y progresión. La evolución, que de acuerdo a la Real Academia Española es la transformación continua de las especies a través de cambios producidos en sucesivas generaciones; el cual se aísla significativamente del acto de progresar, mejorar o desarrollar.
Asimismo, estimo imprecisa y falaz aquella ilustración tan afamada que empleó jamás el naturalista inglés, Charles Darwin y que por desliz se le atribuye, en donde se encarna la hominización, y en cuya cuál se atisba al costado izquierdo de la estampa al homínido seguido de su variante, y así sistemáticamente hasta presentar al hombre hodierno; sin embargo, incompatible a lo que supone, la imagen, expone en su lugar una ramificación y no su progreso en si ¿Es que el arte, al igual que las civilizaciones, no procuran, sino adaptarse a las alteraciones y fluctuaciones de los tiempos? ¿Es capricho humano suponer que la natura aspire una proximidad y contigüidad a lo divino, a lo bello y a lo sagrado, o será tan solo elaboración y manufactura de la religión? El arte, contrario a esto, se transmuta en eco de una época y es riguroso reflejo.
Sin embargo lo precedente, nos conduce a reflexionar sobre si es que existe algo más excelso que lo que es puramente verdadero, pues aquel bichito alado e inamovible sobre el durazno de pastel naranja, comparte importantes fracciones de genes con aquel señor meditabundo acomodado del otro lado de la vereda; es decir ambos son revolucionarios y temporales; tan solo las formas se han visto alteradas a fin de subsistir cada cual a su medio; y es así, como queda al descubierto lo absurdo y lo irrisorio de la marginación, el racismo y cualquier clase de discriminación prevalente. Traslado, por tanto dos versos formidables de Whitman: “Así como son ellos, así más o menos soy yo.”
Concluyo en consecuencia que ni el arte ni la naturaleza han de procurar el progreso y que esta búsqueda dimana en estilo aislado en torno al artífice y sobre cada ser humano, del mismo modo como lo pretendió Darío alguna vez, quien de acuerdo a sus propias palabras pronunció que detestaba la vida y el tiempo en el que le tocó nacer; sin embargo, no sabiendo si esto es condenable o no, he de atestiguar que la creación, previo a ser calología y belleza, salvo se adaptara a una forma de eugenesia imaginativa, no es más esta, que eco y lago nocturno.
Melissa Rochelle.
Primavera, 2025.